Sueño con palabras (Alma Martin) Este blog está dedicado a las palabras y lo que desencadena el unirlas unas y otras. Todos los escritos han nacido de mi imaginación y están protegidos con derechos de autor. Copyright “©”
viernes, 25 de marzo de 2016
Único
domingo, 6 de marzo de 2016
El hombre de Vitrubio
A muchos árboles se les caen las hojas
“Tu vientre árido como el desierto posee vestigios de pétalos de orquídeas.”
No me dejes llorar. Amortaja mis lágrimas con tus puños. No quiero derramarme como polvo en el camino.
—¿Cuántos años llevamos juntos Arah?
—Ni sé mujer... años, no tiene importancia —se puso el sombrero y se sentó lejos del manzano.
—No te vayas tan lejos. Acércame la limonada. ¿Arah? ¿Me has sido infiel alguna vez?
—No.
—Sabes que te lo hubiese perdonado. ..Te lo hubiese perdonado todo.
—No tienes que perdonarme nada. Sólo te he amado a ti y te seguiré amando.
— ¿Arah?
—Dime amor.
— ¿Seguirán nuestros nombres escrito en aquel corazón que dibujamos en Verona, debajo de la casa de Romeo y Julieta?
—Ya lo comprobaremos. Hace tiempo que tengo ganas de viajar. Verona en abril debe de estar precioso. Seguro que te hará bien un cambio de aire. Le diré a Julia que reserve un viaje para los dos para el mes que viene.
—No creo que podré ir. No estaré recuperada.
— ¡Tonterías! Claro que estarás.
—La quimioterapia me ha envejecido mucho. ¿Recuerdas mi pelo? era la envidia de todas mis amigas. Y mi piel...
—Yo te sigo viendo como a una pimpolla.
—¿Pimpolla? ¿Qué es eso? nunca terminaré de aprender el español.
—Nout, tu español es el mejor...el que más me habla. ¿Una pimpolla? Debería prever más tus insistentes preguntas. Amor, me has pillado, no existe esa palabra en femenino. Me la he inventado. Pero un “pimpollo” es un brote tierno. Quise decir que sigues siendo la mujer más atractiva que he conocido.
—¿Arah? ¿De verdad que me quieres tanto?
—No, no tanto. Todavía me queda mucho más por quererte —recogió el bastón se acercó de nuevo al manzano y le tendió con manos temblorosas la limonada.
Resignación
reflejos escarlata en sus hojas
y niños lloran en la Tierra.
Escúchame, amigo o enemigo
Seguiré con mis poemas.
(No me queda otra)
Mi pequeñez me impide
Carezco de vigor y fuerza
para secar lagrimas…
…O destruir otoños.
sábado, 5 de marzo de 2016
La Sombra del Espantapájaros.
Binche existe que en Carnaval.
Las tiendas por donde pasaba el cortejo estaban adornaban especialmente para tan señalada ocasión; sus vitrinas hacían alarde orgullosas de viejas fotografías de antiguos carnavales ya míticos en la memoria histórica de la ciudad. La estampa más utilizada era una del rey Leopoldo II saludando al cortejo de “Guilles”.
El público que se tenía detrás de las barreras observaba curioso el desfile que avanzaba en procesión con una seriedad inapropiada para una fiesta tan pagana. Muchos espectadores se habían disfrazado, la mayoría imitando harapientamente a los afamados anfitriones. Natalia y Hugo iban a casarse el diecinueve de mayo y venían de Lille especialmente para ver el famoso Carnaval.
Natalia se había dibujado en el tren un hada que levemente iba desapareciendo de sus mejillas, evaporándose con descaro como solía hacer aquella famosa “campanilla”. Hugo lucia un bigote de carboncillo que le daba un aire de un pirata desterrado sin piedad en esta Tierra valona ya olvidada . Todo se suponía lógico. Todo representaba el papel apropiado de aquella concreta circunstancia de la vida. Pero algo rompía aquella aparente normalidad. Desde hacía más de una hora, oculta en el gentío una mirada negra les observaba.
Los ojos de los “Guilles” se desorbitaban mientras la adrenalina irrumpía el ambiente. El publico frenético en avalancha se restregaba nervioso sobre ellos, que dislocados lanzaban violentamente naranjas a los espectadores cada vez más trastornados. Natalia se ahogaba en aquella estampida sudorosa que la apretaba corrompida. Hugo con un sentimiento de ineptitud intentaba protegerla, al mismo tiempo que observaba impotente como el bulto viviente la tragaba. En un instante que le resultó infinito vio la sombra de un espantapájaros alzarla y desaparecer velozmente como una mácula lunar sibilina por una callejuela surgida de manera misteriosa. Hugo perplejo veía a Natalia alejarse en los brazos de aquella sombra y perderse para siempre en aquella perspectiva reducida. Pidió auxilio, desarmado, mientras el populacho lo arrojaba en rumbo opuesto y lo miraba divertido.
A la siete de la mañana en la Comisaria, Hugo esperaba todavía noticias de Natalia . El teléfono del Sargento Schmitt sonó tres veces. Habían encontrado una mujer destripada cruelmente en una calle angosta de la ciudad. El cuerpo yacía colocado detrás de una tinaja que de manera fecunda pero irónica florecía las primeras rosas rojas de una futura próxima primavera. Algunos periódicos ya sacaban la noticia con argumentos y comentarios de algunos habitantes que decían haber visto en el barrio la víspera del carnaval , la sombra fantasmal de un espantapájaros.
Cita: “Los carnavales son propicios para matar.” (Un asesino disfrazado)
viernes, 4 de marzo de 2016
Y yo… Y yo
Recorriendo aquel huerto
disfrazados de niños
y tu abrazo en mi nuca
y tu aliento en mi espalda
y tu "preciosa" ahogado
y tu ojos brillando
y noches de guerrillas
a matar pajaritos
que dormían en las ramas
con candiles y antorchas
con bromitas de amigos
y escondernos allí
en medio de las zarzas
y cavar viejos túneles
para buscar una cama
y decirte te quiero,
y te quiero, y te quiero.
y morir por tus besos
y tocarte tu pelo
hasta enredarlos
y después…
aquel coche que se iba de lejos
con aquel corazón que
dibujé en el maletero
y tus años en Salamanca
y los míos en el pueblo
y tus novias y mis novios
en los bares del centro
y nuestras miradas
que todo sobrevolaba.
y mi huida final
de todos los recuerdos
y la nostalgia que siempre me quedó
por tu cuerpo.
domingo, 20 de diciembre de 2015
Réquiem por un amor imaginario
-Réquiem por un
amor imaginario-
Inventé una
fabula
Un día de
primavera
Anhelé
inmortalizar una ilusión
que extendí,
idealizando Sueños.
Fantaseaba con
situaciones ilusorias
Con Espejismos locos y sin
sentidos
Imaginaba un abrazo que no existia
hueco y para siempre impalpable
Deambulaba
Por una tierra árida y yo
Encontraba
flores.
Me las inventaba
Encontraba besos.
Los imaginaba.
Y tu mano rechazó
la mía
aquella tarde en
un jardín botánico,
cuando las
orquídeas empezaban
incesantes a
brotar
perfumando el
aire,
Con un aroma a
Réquiem...
...A réquiem por
un amor
Imaginario.
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