Los días se transforman
en caracoles vagabundos
que se detienen en las hierbas de jardines tembleques de la muerta Babilonia.
Un espasmo al verte bastara para saciar la sed de esta espera.
En tus ojos encontraré
la respuesta que apaciguará
este afán enloquecido.
Me envenena imaginar
que nuestra idea se defrauda.
La impaciencia me atormenta.
Temo que suceda lo imprevisto,
lo que le sucede a otros.
Que un minuto se vuelva lámina asesina Que las estrellas caigan
de cuajo sobre tu tejado. Que Zeus celoso impida
el tráfico aéreo.
Que la evección orbitaria de la luna no la ocasione la atracción del sol
y se descarrile ese día…
Cosas así sin sentido.
O algo funesto...quizás... algo que nos lo impida.