domingo, 18 de octubre de 2015

Agónica juventud


Mi juventud nunca fue futuro,
fue un límite que tocó el abismo,
un presente hiperbólico.
Muchos me empujaron
muchos me detuvieron.
Los coágulos de mi sangre se rompieron
con el terrible apretón
que recibí in extremis de la supervivencia.

Me aferré feroz a los vidrios rotos de mi mismo.
Jirones de dureza dispararon
desportillando superficialidad,
la mansedumbre de algunos caníbales
terminó por decepcionarme.

Las flores se fueron marchitando
en el jardín de mi vida,
no había agua que pudiese satisfacerlas.
Las raíces se ovillaron repudiando a la lluvia
y se lamentaban hartas de sus vicisitudes.

El ántrax crónico del alma me consumió
y el olor nauseabundo del paso de los años
aceleró los latidos que vertían pétalos de creencia
cada vez más lánguidos.
Los puntos de vista hilvanaron
opúsculos biográficos disparatados.

Como la hierba con la arena
mi juventud se arrastró paradójica.

Fatalista